Escudo espacial
EN APOYO A UNA BOLIVIA SOBERANA, SOLIDARIA Y NO VIOLENTA
El pueblo de Bolivia se apresta a pronunciarse mediante un referéndum nacional para aprobar o rechazar su nueva Constitución. Una Constitución que protege los derechos humanos, la libertad de los individuos y profundiza la democracia real estableciendo niveles de participación y autonomía que llegan hasta los municipios y comunidades. Una Constitución que reconoce en su plurinacionalidad a los pueblos originarios discriminados y explotados durante siglos y que, sin eliminar la propiedad privada, incluye el derecho de las comunidades a una economía colectiva y recupera la soberanía de la nación sobre los recursos naturales. Una Constitución de avanzada que rechaza a la Guerra como método de resolución de conflictos. Una Constitución humanista.
Ha sido un proceso admirable que Evo Morales ha sabido conducir, con inteligencia y valentía, enfrentando con la metodología de la No Violencia, la violencia del poder económico.
Sin embargo, los grupos de derecha radicales están forzando las cosas para provocar una división del país. Quieren conseguir sus objetivos con mala fe, pasando por encima de la democracia, de la legalidad y con total irresponsabilidad para con la vida de sus semejantes. Sus objetivos son recuperar sus privilegios y apropiarse de los recursos que son de todos. Ellos llaman autonomía lo que en realidad es una secesión, una separación de la Nación. Separación que por supuesto los dejará a ellos con el control de las riquezas y a la población en el desamparo.
Los gobiernos de Latinoamérica mostraron gran altura para resolver el reciente conflicto entre Ecuador y Colombia, y en este último tiempo también, para priorizar la democracia de cada país cuando ha estado en peligro. Es necesario que se pronuncien una vez más para apoyar a Evo Morales y al referéndum sobre la Nueva Constitución.
Es importante hacer sentir al pueblo boliviano que sus hermanos latinoamericanos y los pueblos de todo el mundo los están apoyando, y que no aceptarán una fragmentación del estado boliviano. Los pueblos deben proclamar a los cuatro vientos que ya no es posible que cualquiera pase por sobre ellos y los someta o los masacre, porque hay una comunidad latinoamericana y mundial que no lo permitirá. Que no aceptará que con pretextos intervencionistas, como los utilizados en Irak y en tantos otros lugares se pretenda interrumpir la democracia cuando ésta ya no es conveniente a los intereses de los poderosos.
Estados Unidos tiene que entender que Latinoamérica ya no será un simple objeto de la voracidad de sus negocios y sus conveniencias geopolíticas. Deberá comprender, que sus pueblos deben ser tratados con respeto, valorando la vida de cada uno, porque cada uno es importante.
Es muy importante qué respuesta damos las poblaciones y gobiernos al pueblo de Bolivia. Si la secesión es un camino válido, pronto los grupos económicos violentistas a quienes no les gusten los límites que les ponga el Estado, recurrirán a este mecanismo para desintegrar las naciones. No es indiferente lo que suceda en Bolivia, ya que otros procesos de liberación puestos en marcha en la región, también se verán afectados por sus resultados.
Los humanistas del mundo, en solidaridad con el pueblo de Bolivia, apelamos a la comunidad internacional para que por la vía de pronunciamientos y otras gestiones se pueda lograr que los dirigentes que propugnan la división renuncien a sus propósitos sediciosos y se sienten a dialogar encaminando el proceso por la vía de la unidad y la paz en el marco de la legalidad.
Solicitamos vuestro apoyo para el gobierno Boliviano y su presidente Evo Morales y pedimos que no se reconozca ningún referéndum que ponga en peligro la unidad boliviana.
Tomás Hirsch
Vocero del Humanismo para Latinoamérica
3 de Abril, 2008
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