Corea del Norte ensayó una segunda explosión nuclear subterránea  y lanzó tres misiles de corto y mediano alcance, pruebas que calificó como medidas “destinadas a reforzar sus capacidad de disuasión”. El  artefacto probado tuvo una potencia de 10 a 20 kilotones. La bomba lanzada por Estados Unidos de Norteamérica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima en agosto de 1945 fue de 20 kilotones. Con esa detonación provocó más de 140 mil muertes.

El rechazo de la comunidad internacional ha sido unánime y motivó una condena del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Por cierto, los servicios de “inteligencia” no tenían información sobre esta desagradable sorpresa, que no es la primera que le ofrece el régimen de Kim Jong Il al mundo.

La República Democrática y Popular de Corea (RDPC) es el único -probablemente también el último- estado estalinista en el planeta. Hundido en la pobreza desde la década del 80, casi un tercio de su magra economía estatal va para gastos de las Fuerzas Armadas, las  que ocupan -según estiman observadores internacionales- el cuarto lugar en el mundo en cuanto a tropas y armamento. La influencia de los militares en el país es particularmente preocupante porque Kim Jong Il (67) está gravemente enfermo y es un misterio cómo se resolverá su sucesión.

En estos días, el mundo está volviendo a caer en cuenta del peligro que significa la diseminación del armamento nuclear e, incluso, el potencial peligro de las plantas atómicas destinadas a producir energía eléctrica.

Esta nueva prueba de Corea del norte ocurre a dos días de una reunión en China -22 y 23 de mayo-  de la Comisión Internacional de No Proliferación Nuclear y Desarme (ICNND  en inglés) para tratar precisamente estos temas.  Gareth Evans -copresidente- hizo declaraciones al finalizar el encuentro. “Existe la necesidad -afirmó- de revigorizar un debate político global de muy alto nivel acerca de los que siguen siendo riesgos y amenazas muy importantes para el futuro de este mundo”.

Paralelamente y desde la sociedad civil, las organizaciones humanistas están trabajando en todo el mundo desde el 2008 en la organización de la  Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia. «Esta Marcha -se lee en su documento principal- pretende crear conciencia frente a la peligrosa situación mundial que atravesamos, marcada por la elevada probabilidad de conflicto nuclear, por el armamentismo y por la violenta ocupación militar de territorios». Esta  propuesta de movilización social sin precedentes es  impulsada por el Movimiento Humanista a través de sus organismos, por iniciativa de Mundo sin Guerras y con el decidido apoyo del Centro de las Culturas, Centro Mundial de Estudios Humanistas, La Comunidad para el Desarrollo Humano y el Partido Humanista.

Consideramos que es un gesto sano la preocupación de EE.UU. -único país en utilizar el poder destructivo de la bomba sobre personas-  y de las demás potencias nucleares ante la nueva detonación realizada por la República Popular Democrática de Corea, pero advertimos que para ser coherentes con esa preocupación, esos gobiernos deberían iniciar inmediatamente el desarme nuclear sin reservas, poniendo fin al chantaje que ejercen sobre la humanidad. Los que ahora se preocupan por Corea debieran considerar que todos los pueblos sentimos esa preocupación desde 1945.

Finalmente  recordemos que el Reino Unido mostró su desprecio por el Tratado de Tlatelolco, del cual es firmante, cuando amenazó abiertamente al pueblo argentino con un bombardeo nuclear durante la guerra de Malvinas en 1982.

El blog de Luis Ammann