Hoy se cumplen los primeros cien días con Barack Obama al frente del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y es hora de un balance de los hechos, dejando de lado expectativas y otras emociones.

A sabiendas de que no somos “objetivos” vamos a considerar algunos elementos que podemos considerar neutros, como el presupuesto oficial, que permite ver el destino de los dineros públicos.

Antes de eso adelantamos una opinión sobre el nivel político, donde anotamos como acciones positivas la intención de eliminar las armas nucleares; las señales de acercamiento a Irán y al mundo musulmán; la orden de hacer público el documento que aprobó el uso de la tortura; la promesa del  comienzo de una relación “entre iguales” con los países de América; el cierre de la cárcel de Guantánamo; el levantamiento de algunas restricciones (remesas y viajes) a Cuba;

Entre las acciones “no positivas” encontramos que siguen abiertas las guerras con Afganistán e Irak; hay una guerra encubierta en Sudam; el presupuesto militar es el más alto de los últimos tiempos; se planea instalar una base militar en Haití con la multinacional DynCorp;  la fabricación y ventas de armas son uno de los soportes de la economía; el mantenimiento en el staff de Obama de miembros del poder financiero y de representantes de la política exterior de George W. Bush como el republicano Robert Gates en el Pentágono.

Respecto de otras medidas, excluimos la consideración de las referidas a la crisis económica porque son circunstanciales y no permiten ver una estrategia, más allá de fortalecer al capitalismo. Esta se puede apreciar mejor analizando el presupuesto que el Congreso aprobó el 3 de abril para el período 2009/2010. La suma asignada es de 3.5 trillones de dólares, una cantidad difícil de considerar pero como referencia digamos que es la más alta aplicada hasta hoy.

No vamos a incurrir en frases que tratan de optimizar las crisis, pero es cierto que la actual es tan fuerte que  significa un quiebre del orden anterior y, tras eso,  la posibilidad de iniciar algo distinto.

Los economistas señalan que es posible para el Estado  tomar préstamos a una tasa muy baja (3 % anual) e invertir en tecnología y en la producción para recuperar empleo y  proyectar un crecimiento sostenido. La innovación –especulan- puede venir por las energías alternativas y establecer “una nueva matriz energética” que elimine la dependencia del petróleo. Con eso, no sólo disminuyen las fuertes erogaciones sino la contaminación que producen las industrias y los vehículos. La inversión para lograr ese resultado está contemplada en el  presupuesto aprobado.

Otro objetivo prioritario es la educación universitaria y terciaria, elevando los niveles de calidad y facilitando el acceso a las aulas con financiamiento estatal y no desde los bancos y prestamistas como hasta ahora. En estos días hemos leído frases que parecen “progresistas” como “justicia social”  y  “revolución educativa”.

Igualmente se destina un aporte importante a la investigación en materia de ciencia y tecnología incorporando áreas como cambio climático, energías alternativas, salud, buscando triplicar el número de graduados.

Otro pilar del cambio es la extensión a todos los trabajadores norteamericanos -en un plazo de 10 años- del sistema de salud con una mejor distribución del presupuesto y reducción de costos. En este momento cada trabajador que pierde el empleo pierde también el seguro de salud.

El presupuesto muestra una gran inversión de fondos públicos destinados a provocar una renovación tecnológica que inicie una nueva fase capitalista.  Esa parece ser la dirección y esto implica que no habrá cambios de fondo, cosa que- por otra parte- Obama nunca prometió.

http://www.haitianalysis.com/2008/9/3/un-military-base-expanding-what-is-washington-up-to-in-cit-soleil

http://www.dissidentvoice.org/2009/03/africoms-covert-war-in-sudan

http://www.commondreams.org/headline/2009/03/09-10

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LUIS AMMAN