Tomas Hirsch, presidente del Partido Humanista de Chile entrega detalles de esta iniciativa que respaldan personalidades como José Saramago, el Dalai Lama, Noam Chomsky y Desmond Tutu, entre otros.

La iniciativa no tiene precedentes y sus 'números' son impresionantes: miles de personas de las más diversas razas, religiones y culturas  de 90 países, 100 ciudades y seis continentes se fundirán en la marcha mundial para decirle no a la violencia y a la guerra.

La fecha de inicio de esta movilización -que recorrerá 160.000 kilómetros por tierra, pasando por los más variados climas y ecosistemas- no es casualidad: el 2 de octubre se conmemora el nacimiento de Gandhi y el día Internacional de la No Violencia. La marcha pasará por Colombia y tendrá en Juanes a uno de sus mayores impulsores.

En total,  durará tres meses desde su comienzo en en Wellington, Nueva Zelanda (Oceanía) y su conclusión en América Latina, en Punta de Vacas, al pie del Monte Aconcagua, en Argentina, el 2 de enero de 2010.

EL TIEMPO ¿De dónde nació esta idea?

THOMAS HIRSCH: De una ong española que se llama Mundo Sin Guerras y comenzó a cuajarse en el 2007.

¿Qué buscan con la marcha?

Generar conciencia sobre el tema de la paz y la no violencia. Tenemos claro que con esta marcha no se va a lograr el fin de las guerras, ni la retirada de los territorios ocupados ni la desaparición de los arsenales nucleares, pero si podemos aumentar la conciencia humana con respecto a estos problemas. Y eso es importante, porque esa conciencia genera presión política. Hace 50 años eran muy pocos los preocupados por el tema ambiental, y hoy el calentamiento global es un tema prioritario en la agenda mundial. Buscamos es que ocurra lo mismo con la paz y la no violencia.

¿Con qué criterio escogieron el recorrido?

La idea es tocar una serie de zonas calientes o simbólicas desde el punto de vista de la paz: Hiroshima, la frontera de las dos Coreas, Jerusalén (Cisjordania), la frontera entre Argelia y Marruecos y Colombia, entre otros: zonas que han estado marcadas por distintos tipos de violencia. Y en cada uno de estos puntos se realizarán actos simbólicos. Por ejemplo, organizaciones israelíes y palestinas se han puesto de acuerdo para hacer un concierto sinfónico simultáneo en Jerusalén y Ramala.

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