Escudo espacial
Intervención de Tomás Hirsch en la Inauguración Simposio Ética del Conocimiento
Universidad de Cuyo, Mendoza, 12 Noviembre 2008
Estimadas amigas y amigos:
He sido invitado a participar en este Simposio para hablar de Ética en la Política. Con toda sinceridad debo decirles que cuando escuché el nombre del panel, no pude dejar de experimentar una extraña sensación. Ya el solo hecho de ver estas dos palabras juntas es raro.
Hoy en día las relaciones entre ética y política son muy complejas y hasta tortuosas. A tal punto que ambas parecen constituir universos antagónicos y en apariencia incompatibles entre si. La política pareciera regirse por una suerte de pragmatismo en el que todo se decide en función de las conveniencias coyunturales, lo que deja abierta la puerta para cualquier tipo de corrupción. El desprestigio ético de la clase política es hoy un hecho evidente, especialmente entre los más jóvenes.
Y si ese desprestigio está solidamente fundamentado en la lamentable actuación de políticos de todo el espectro, se ve confirmado además por la sistemática postergación de la resolución de los problemas que aquejan a las poblaciones.
Como Vocero del Humanismo he tenido la oportunidad de recorrer nuestra Región Latinoamericana en toda su extensión comprobando cada día en cada país la urgencia de reorientar la acción política hacia el cumplimiento de las necesidades más elementales de los hombres, mujeres y niños de nuestra región.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención en mi vida política y mis recorridos, es que permanentemente, en todas partes me encuentro con el curioso síndrome de los 30 años. Los políticos permanentemente están prometiendo que van a resolver los problemas, solo que en 30 años: La contaminación?...en 30 años queda resuelta. La calidad de la educación?. Es fundamental, pero toma tiempo…en 30 años estará arreglada. Y así siguiendo. La salud?. Tema pri-o-ri-ta-rio, dicen,…solo que es muy complejo así que tomará 30 años… Es un tanto sospechoso eso de los 30 años…porque son móviles. Siempre son 30 años, pero se van moviendo y nunca llegan. Y prometen 30 años porque es como si supieran que en 30 años ya no vamos a estar por estos lados…
Sin embargo, me parece que la época del divorcio entre política y ética, la época del “todo vale” se está cerrando con la gran crisis a la que estamos asistiendo por estos días y ello hará que los pueblos revisen sus creencias. Cuando cayó el muro de Berlín de un día para otro, al comienzo se lo vio como algo “increíble”. Cuando se derrumbó la Unión Soviética, la población de ese enorme país despertó una mañana y su país ya no existía; por supuesto que no lo podían creer. “Es imposible”, decían todos. Ahora cayó el mercado y tiende a suceder lo mismo.
Así, es muy probable que los pueblos se abran a respaldar nuevas formas de liderazgo, como parece ya estar sucediendo en Latinoamérica.
La nueva Constitución Boliviana incorpora los derechos de la diversidad multiétnica de los pueblos, la proscripción de la guerra como método de resolución de conflictos, la recuperación de los recursos naturales. En Ecuador se aprobó ya la nueva constitución que incluye el derecho de las personas a negarse al uso de la violencia y la prohibición a la instalación de bases militares extranjeras en su territorio.
Se ha avanzado. Y eso hace crecer las esperanzas. Sin embargo para el Humanismo no es suficiente. Queremos avanzar más, porque estamos muy lejos aún de una Latinoamérica justa y No Violenta. Queremos avanzar más hasta que nuestros pueblos vivan vidas dignas, alegres, dotadas de Sentido. Esa es nuestro desafío ético.
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