Svět bez válek a násilí

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Escudo espacial

Inauguracion del Tercer Foro Humanista Latinoamericano

8.11.2008 - Tomas Hirsch - Vocero del Humanismo para Latinoamérica

III Foro Humanista Latinoamericano

Acuerdos necesarios entre naciones para profundizar el proceso de integración

Tomás Hirsch, Buenos Aires, Nov 2008

Vamos a hablar de nuestra Latinoamérica, pero antes quiero expresar un sentimiento que trasciende la región: Manifestamos nuestra alegría por la victoria de Barack Obama en las recientes elecciones de Estados Unidos. Nos invade la esperanza de que éste sea otro signo de los nuevos tiempos que comienzan a florecer. Y más allá de lo que él pueda hacer o no hacer, lo decimos sobre todo por la expresión de millones de norteamericanos que se unen al clamor de estos nuevos tiempos por un mundo más humano. Por un mundo en Paz y No Violencia.

El 25 de Abril de 1969 entró en vigencia el Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe.

El tratado, firmado por los 33 países de la región, declaraba a Latinoamérica y el Caribe como zona militarmente desnuclearizada, con el objetivo explícito de que fuera un efecto demostración, para alcanzar en una etapa posterior el completo desarme nuclear mundial. En el Tratado de Tlatelolco, el primero de esa índole en la Humanidad entera, se pide proscribir jurídicamente a la guerra y eliminarla como modo de resolución de conflictos.

Dice textualmente el Tratado: “América Latina y el Caribe, fiel a su tradición universalista, no sólo debe esforzarse en proscribir de ella el flagelo de una guerra nuclear, sino también empeñarse en la lucha por el bienestar y progreso de sus pueblos, cooperando paralelamente a la realización de los ideales de la humanidad, o sea a la consolidación de una paz permanente fundada en la igualdad de derechos, la equidad económica y la justicia social para todos”.

El próximo año se cumplen 40 años de ese gran momento humanista en el que la grandeza humana se expresó.

Los cambios que vinieron posteriormente, entre ellos los esfuerzos de Mijail Gorbachov por el desarme nuclear, nos hicieron creer que habíamos superado el peligro nuclear.

Sin embargo, hoy el planeta está plagado de bombas nucleares, numerosos países son capaces de fabricarla, y si bien nadie es capaz de imaginar siquiera que pasaría en caso de ser utilizadas, nadie está haciendo nada por eliminarlas.

Pido a este Foro que llame a los gobiernos de Latinoamérica a fortalecer, en la celebración de su 40 aniversario, el Tratado de Tlatelolco, invitando a ser parte de él a cualquier país del mundo que se comprometa a eliminar para siempre, de su territorio y de su arsenal, las bombas y armas nucleares.

Amigos. En este mundo globalizado quiero hacer una precisión: Nosotros hacemos una diferencia importantes entre lo que se llama “Globalización” y lo que llamamos “Mundialización”. La Globalización es el control social a través de la banca y el capital financiero multinacional; la Mundialización en cambio, es la búsqueda de las culturas y pueblos por encontrarse en un destino común de respeto a los derechos humanos, de igualdad de oportunidades y de equilibrio con el medio ambiente.

La Globalización ha tenido un traspié y ha quedado al descubierto la perversidad del Capital Financiero Especulativo, la inmoralidad de la Banca. Los Estados han debido intervenir, salvando impúdicamente a los bancos de la quiebra. En pocos días les han entregado más dinero que todo el necesario para superar la pobreza que asola a millones en el planeta entero. Pero también han dejado en claro su total fracaso, abriéndose ahora entonces la posibilidad de una nueva construcción social.

La Mundialización es una aspiración de los pueblos por el respeto de las distintas costumbres y creencias, es la aspiración de eliminar la guerra y mirarnos a los ojos sabiendo que podremos resolver nuestros conflictos y diferencias como seres humanos y no como animales que se despedazan unos a otros.

En este nuevo escenario mundial los gobiernos de Latinoamérica se han visto en la necesidad de buscar caminos en común. Hoy comienza a hacerse realidad la integración que hemos propuesto con permanencia en nuestros Foros Humanistas Latinoamericanos.

En el último año hemos visto avances, hasta hace poco tiempo impensables, en las relaciones entre nuestros países. Así, en Septiembre del 2008 los presidentes de los países sudamericanos, reunidos en UNASUR, apoyaron decididamente al gobierno de Bolivia, y lograron impedir los planes golpistas de las facciones separatistas. Celebramos esta iniciativa de los gobiernos de defender la democracia en el hermano país. Esto marca un nuevo momento. Los pueblos ya no están aislados y comienzan a integrarse para defender sus derechos, su democracia y su libertad. Y es en los pueblos donde este espíritu integrador tiene que seguir creciendo.

Los derechos de la diversidad multiétnica de los pueblos, la proscripción de la guerra como método de resolución de conflictos, la recuperación de los recursos naturales se incorporan a la nueva Constitución Boliviana. El derecho de las personas a negarse al uso de la violencia y la prohibición a la instalación de bases militares extranjeras en su territorio ya están establecidas en la nueva constitución de Ecuador.

Aplaudimos en Argentina la recuperación para los trabajadores de sus Fondos de Pensiones, que estaban expropiados por especuladores inescrupulosos. Ese ejemplo debe ser seguido en cada país, pero sobre todo en Chile, donde se inventó ese nefasto sistema.

Hay temas importantes que el Humanismo tiene que levantar como sensibilidad que toma conciencia y presiona a los gobiernos y los estados.

En primer lugar, se requiere un cambio en la Educación, poniendo como centro la Diversidad y la No Violencia. Este cambio en el paradigma educativo, que ya se está ensayando en algunos gobiernos comunales, ha de ser una propuesta y una lucha que este Foro debe ampliar, hasta lograrlo en todos los planes educativos de Latinoamérica. Conocer en uno mismo la discriminación y la violencia y aprender a transformarla en acciones solidarias y constructivas, hará crecer la fuerza interior, la alegría de vivir y la hermandad entre las culturas.

En segundo lugar, la reducción progresiva y proporcional del armamento en la región es una exigencia que debemos hacer todos los humanistas y todas las organizaciones humanistas de América. Los poderes violentos están sostenidos por nosotros mismos y es el cambio en nuestras creencias lo que efectivizará la reducción de los presupuestos bélicos. Son las poblaciones las que tienen que hacer esta presión, creando conciencia, porque es una causa por la que vale la pena luchar.

En tercer lugar, apoyemos la formación del Banco Latinoamericano o del Sur para fomentar la producción y la industria y el comercio en la región. Un Banco que cobre por sus servicios, como cualquier empresa, pero que elimine los intereses, verdadera aberración de la economía mundial.

En cuarto lugar, quiero compartir lo siguiente: Antes que chileno, argentino, boliviano, brasilero o peruanos, somos seres humanos y el ser humano no es ilegal, y las fronteras que cierran su paso deben ser eliminadas. Esto es posible y debe ser una exigencia de los pueblos para humanizar los estados.

Por último, y volviendo al Tratado de Tlatelolco, quiero pedir a este Foro hacer todas las gestiones necesarias para que todos los países firmantes de ese tratado adhieran a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia. Esa Marcha, que comienza el 2 de Octubre del 2009 en Nueva Zelanda y termina el 2 de Enero del 2010 en Punta de Vacas, a los pies del monte Aconcagua, será la gran oportunidad para que el espíritu de Tlatelolco se expanda, creando Conciencia mundial sobre la necesidad de destruir todos los arsenales nucleares y retirarse de todos los territorios ocupados.

Amigas y amigos: Las grandes crisis han traído junto a ellas momentos extraordinarios en los que el ser humano supo encontrar su grandeza y su rumbo para dar saltos evolutivos importantes.

Se ha avanzado. Sin embargo para el Humanismo no es suficiente. Queremos avanzar más, porque estamos muy lejos aún de una Latinoamérica justa y No Violenta. La violencia campea en toda la región. La violencia está presente cada día en la vida de millones.

Queremos avanzar más, mucho más, porque nos conmueve el dolor de niños con hambre, de ancianos enfermos, de familias hacinadas. Queremos avanzar más, porque los jóvenes necesitan un futuro que los aleje del sin sentido en que vagan por las grandes ciudades. Queremos avanzar más para que las mujeres sean protagonistas de pleno derecho y termine este error histórico de miles de años de dominación masculina.

Queremos avanzar más para que trabajadores locales e inmigrantes se puedan sentar en mesa compartida. Queremos avanzar mucho más, para que indígenas y campesinos vean la tierra florecer y alimentar a su gente.

Queremos avanzar y lo decimos con convicción porque queremos la vida, porque queremos a nuestra gente de esta América que ya comienza a despertar.

Muchas Gracias.
Tomas Hirsch


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