Escudo espacial
Tierra, Poder y Genocidio
Hemos escrito alguna vez que la propiedad de la tierra es, acaso, la más discutible de las propiedades.
La tierra es un bien común a todos los seres humanos. Los “derechos” adquiridos sobre ella por algunos particulares no fueron resultado del trabajo o el esfuerzo genuino sino que resultaron de apropiaciones forzosas, o se obtuvieron por la “gracia” de quienes detentaban el poder.
La mayoría de las veces se desplazaron a los pueblos que las habitaban, aniquilando sin piedad a las poblaciones. Un delito que modernamente se denomina Genocidio y que muchas veces se hizo en nombre de la “civilización”. Se sigue procediendo de esa forma.
De ese modo, a fuerza de sangre, crueldad y favoritismo los poderosos (reyes, emperadores, señores feudales, gobiernos) adjudicaron las tierras a la clase social a la que servían y consolidaron el poder de los primeros terratenientes. Esto ocurrió en todo el mundo pero vamos a referirnos al caso de Argentina.
En estos días se ha publicado el libro “Memorias del Futuro”, un estudio sobre los procesos políticos en Latinoamérica desde 1950 al 2008, un trabajo de Javier Tolcachier que presenta Virtual Ediciones.
En ese texto, que es un ameno relato histórico sobre la base de la información que socializa Internet, en el capítulo dedicado a la Argentina encontramos una referencia a la Campaña del Desierto comandada por el general Julio A. Roca.
Esa empresa militar, que comenzó en 1878 y concluyó en 1879, fue una formidable quita de tierras a los pueblos originarios por parte del “hombre civilizado” y el primer delito de lesa humanidad perpetrado por el poder en la Argentina.
Tolcachier transcribe (citamos) “un párrafo del informe de la “Comisión Científica” que acompañó al ejercito en aquella oportunidad, cuya elocuencia no admite demasiadas interpretaciones:
“Se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas ocupadas cuando menos por unas 15.000 almas, pues pasa de 14.000 el número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña. Se trataba de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión. No era cuestión de recorrerlas y de dominar con gran aparato, pero transitoriamente, como la había hecho la expedición del Gral. Pacheco al Neuquén, el espacio que pisaban los cascos de los caballos del ejército y el círculo donde alcanzaban las balas de sus fusibles.
Era necesario conquistar real y eficazmente esas 15.000 leguas, limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan incuestionable, que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo, el capital destinado a vivificar las empresas de ganadería y agricultura, tuviera él mismo que tributar homenaje a la evidencia, que no experimentase recelo en lanzarse sobre las huellas del ejército expedicionario y sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan dilatadas comarcas”.
Continúa explicando Tolcachier: “así se señalaba, sin la más mínima aprensión, que había que garantizar al “asustadizo capital” la tranquilidad de apoderarse de aquellas gigantescas tierras. Todo esto había sido ya previamente acordado con los principales hacendados que habían fundado en 1868 la Sociedad Rural Argentina.
Estos habían suscripto bonos preadjudicándose la tierra. Se calcula que más de cuarenta millones de hectáreas fueron repartidas o vendidas a muy bajos costos a dichos productores y a capitales ingleses y franceses. Hasta se canceló la deuda con la soldadesca con tierras, pero éstos, necesitados de efectivo, vendieron todo a los terratenientes locales. Así se cimentó el latifundio agropecuario argentino…”
Cada país de Latinoamérica tiene su capítulo en “Memorias…” este cuadro de situación de nuestra América. Se consideran, en general, los acontecimientos que tuvieron lugar en los últimos 60 o 70 años, es decir, los que son contemporáneos.
Es un texto de consulta rápida que nos da una visión panorámica de cada país y del contrastante conjunto latinoamericano. El relato es ameno y resulta imprescindible para quienes trabajan en una región que está en proceso de integración.
http://luisammann.com.ar/2008/10/17/tierra-poder-y-genocidio/
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