El 5 de agosto en este blog dimos a conocer un reportaje hecho por la agencia Efe, hace seis meses, a la señora Danielle Miterrand. La presidenta de la Fundación France Libertés se preguntaba entonces “¿Vamos a esperar que Evo Morales corra la misma suerte que Salvador Allende para llorar sobre la tumba de la democracia boliviana?”.  La pregunta sigue vigente.

Los Estados Unidos de Norteamérica, hoy como ayer, están trabajando para eso.

Las intervenciones militares directas sobre estados soberanos cuya independencia estaba reconocida por las Naciones Unidas; los golpes militares internos auspiciados o aceptados por Washington y el financiamiento de grupos opositores a gobiernos contrarios a sus intereses son algunas de las formas utilizadas.

La más vigente ahora -no es nueva pero se esta incrementando- es el montaje de grupos separatistas en el interior de los países cuyos gobiernos son opuestos a la casa Blanca. Coinciden con  las regiones ricas en recursos estratégicos que interesan a EE.UU. o con lugares de enorme  potencial económico que quieren resguardar con gobiernos títeres.

Lo que sigue es una lista reducida de lugares donde se está desarrollando este tipo de acciones que buscan fragmentar a un conjunto que, contrariamente, busca integrarse en un bloque único de naciones.

En Bolivia, la zona que quieren separar es de la llamada “media luna” -por su forma similar a un arco- que forman los departamentos de  Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Hay financiamiento, asesores y una continua propaganda. Las autoridades y sectores empresariales de Santa Cruz hablan de “autonomía” y  tienen símbolos distintivos, como bandera, escudo e himno, hacen de la discriminación étnica una causa de identidad y están dispuestas a retomar los contratos petroleros anteriores al gobierno de Evo Morales.

En Venezuela los funcionarios de la embajada estadounidense intentaron un golpe de estado a la chilena el 11 de abril de 2002 que fracasó por la acción popular y la lealtad de las Fuerzas armadas. Ahora por orientación de la Embajada han formado y apoyan la organización “Rumbo propio” que opera en el  estado Zulia, donde está el lago de Maracaibo; o sea, la más importante zona petrolera. Trabajan buscando un plebiscito con consignas como “Si a la autonomía, No al socialismo”.

En Ecuador, mientras no cesa el interés -geoestratégico y económico- de los EE.UU. por las islas Galápagos, tratan de oponer Guayaquil  a Quito. Jaime Nebot, portavoz de la oposición ya ha planteado la realización de una consulta popular para imponer un régimen de autonomía territorial. La idea es mantener un estado neoliberal contrario en gran medida a lo consagrado por el plebiscito que aprobó la actual Constitución.

En el sur de Chile y Argentina -lo plantea Juan Enrique Cabot-  “en un futuro próximo surgirán nuevos países… a partir de la adquisición de extensos territorios por parte de privados extranjeros.” (El Mercurio de Chile, edición dominical del 05.09.08 por Andrés Oppenheimer). La compra de extensos territorios ya es un hecho de ambos lados de la cordillera y en las zonas de mayor abundancia de agua, un recurso estratégico.

Las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña y reclamadas por Argentina, son de interés para  la OTAN por su valor geoestratégico en relación a la Antártida y a la conexión interoceánica por el paso de Magallanes y por su riqueza económica. Por ese motivo un estado Kelper autónomo integrado a la Commonwealth permitiría el libre accionar de las fuerzas armadas del Reino Unido, socio natural de los EE.UU. (ver La Nación, 22.10.06, artículo de Jorge Liotti).

Acerca de otras intervenciones históricas ver en el blog del 19 de septiembre “Todos con Bolivia” y para conocer este tema en profundidad está el libro ya recomendado “Secesionismo, anexionismo, independentismo en Nuestra América: herramientas de la dominación”, de Horacio A. López, Edición del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, 2008.

http://luisammann.com.ar/2008/10/11/290/